En un corto intervalo de dos meses la Fundación Mundo Marino asistió tres casos de lobos marinos afectados por basura marina y redes de pesca. Dos de ellos pudieron regresar al mar, mientras uno sigue en tratamiento con profundas heridas causadas por una red de nylon.
Entre abril y mayo de este año la Fundación Mundo Marino dió asistencia y tratamiento a dos lobos marinos de Dos Pelos Sudamericano (Arctocephalus australis) y un lobo marino de Un Pelo Sudamericano (Otaria flavescens) afectados por causas antrópicas relacionadas a redes de pesca y basura marina. En el primer caso, un lobo marino de Dos Pelos Sudamericano había sido rescatado durante la primera semana de abril en la localidad de Villa Gesell con una profunda herida en su cuello y hombro izquierdo causada al quedarse enredado en un zuncho plástico. En primera instancia, la Fundación Rescate Verdemar asistió al lobo marino, con la ayuda de guardavidas y Prefectura Naval Argentina, y le retiró el fragmento de zuncho plástico, un elemento altamente cortante comúnmente utilizado para embalajes de tipo industrial. Luego de dos meses de tratamiento, el animal completamente curado pudo regresar al mar en las playas de San Clemente durante la mañana de este martes, 31 de mayo.
El segundo caso, se trató de un lobo marino de Un Pelo Sudamericano que el pasado 5 de mayo fue rescatado al encontrarse enganchado en una red de pesca en las playas de San Clemente. El aviso al Centro de Rescate se dió cuando una docente con sus alumnos estaban haciendo una limpieza de playa y avistaron el animal en el mar luchando para escapar de un trasmallo. “Al tratarse de un animal de mucha fuerza y teniendo en cuenta la profundidad del lugar, fueron necesarios cuatro rescatistas para lograr sacar el animal a la playa. Con mucho cuidado logramos cortar la red que apretaba el cuello del animal, pero que por suerte aún no lo había podido lastimar”, explicó Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y responsable del Centro de Rescate de la Fundación Mundo Marino.
Acerca del Arctocephalus australis y del Otaria flavescens
Como sucede en el caso de otras especies de pinnípedos, ambas especies son polígamas y paren una cría al año. Pertenecen a la familia de los otáridos y se diferencian de los fócidos (focas), por poseer pabellón auricular detrás de sus ojos y por utilizar sus aletas posteriores para la locomoción (las focas, en cambio, reptan con el vientre). El Lobo marino de Dos Pelos se caracteriza por poseer un hocico puntiagudo y orejas largas y, en el caso de los machos, una densa melena alrededor del cuello, aunque de menor densidad a la que desarrollan los Lobos Marinos de Un Pelo (de allí su aspecto leonino). En el caso de este último, el hocico, en cambio, es de tipo romo y sus orejas, cortas.
La distribución del Lobo de Dos Pelos es amplia y va desde la Isla de Marco, en Uruguay, hasta la Isla Mayorca, en Perú. Existen grandes agrupaciones de esta especie en islas uruguayas como son la Isla de Lobos, Islas de Torres, e Islas de Castillo Grande, en el norte del estuario del Río de la Plata. Su nombre se debe a que poseen 2 capas de pelo: una interna, impermeable que mantiene la piel seca, y otra externa, que cubre a la primera y otorga el color al animal. Los machos alcanzan una longitud cercana a los 2 metros y un peso de 150 kilogramos, en tanto que las hembras llegan a medir 1,40 metros y pesar hasta 60 kilogramos.
En cuanto a la distribución del Lobo de Un Pelo se encuentra tanto en las costas del océano Pacífico como del Atlántico, desde Perú hasta Uruguay. En Argentina es común que formen grupos en zonas portuarias como en las ciudades de Mar del Plata y Necochea. Los machos pueden pesar hasta 350 kilos y medir 2,8 metros, mientras las hembras pueden llegar hasta los 150 kilos y medir 2,2 metros.
Respecto a la dieta en el caso del Lobo Marino de Dos Pelos se compone de langostinos, camarones, calamares y distintos tipos de peces. En el caso del Lobo Marino de Un Pelo la dieta se compone principalmente de calamares, peces y crustáceos de hábitos costeros.