Miryam Cardilli, es vecina de Boulogne y el año pasado junto a su marido se egresaron de el taller que brinda el municipio de San Isidro con la fundación OSDE. Mas tarde, comenzó a trabaja en un geriátrico, se encariñò mucho con una señora de 93 años, y decidiò llevarla a vivir a su casa justo a un mes del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. “El curso de Asistente del Arte de Cuidar me cambió la vida; me ayudó a descubrir mi vocación y a conocer a mi madre del corazón” expresó Miryam con emoción.
El municipio de San Isidro desde el año 2013 brinda una capacitación en conjunto con la Fundación OSDE para aprender a cuidar y brindar atención de calidad a las personas de tercera edad, teniendo en cuenta los problemas y deficiencias en el ecosistema de los cuidados de los adultos mayores y que las personas de más de 65 años representan casi siete millones de los habitantes de nuestro país-y que al menos un 30% de ellos padecen alguna discapacidad-.
El curso ya suma más de 400 cuidadores egresados y tiene una tasa de empleo superior al 90 por ciento.
Un ejemplo claro del triunfo de esta iniciativa es Miryam Cardilli que luego de egresar comenzó a trabajar en un geriátrico, donde conoció a Delia de 93 años, que no tiene movilidad en sus miembros inferiores y sufre de problemas cardiovasculares. Cardilli cuenta que los hijos notaban su deterioro, pero no podían cuidarla, entonces decidió junto con su marido proponerles si podían llevarla a su hogar, ya que tenían un cuarto disponible.
Los familiares de Delia aceptaron porque sabían el cariño que Miriam tenía por ella y así fue como un mes antes del comienzo de la cuarentena obligatoria, fue a vivir a la casa de la cuidadora, en Boulogne. Allí la esperaba una habitación especialmente acondicionada para ella y los cambios se pudieron notar: pasó de pesar 35 kilos a cerca de 60, su problema coronario se estabilizó y comenzó a realizar ejercicios para sus piernas. La atención personalizada, el nuevo ambiente donde vive y sobre todo el gran amor que recibió fueron claves para su pronta recuperación.
“Me ayudaron muchísimo las prácticas intensas en el Hospital Central de San Isidro, cuidando a pacientes con distintas patologías”, resalta Cardilli sobre el curso. Y también destaca el aprendizaje en bioseguridad el cual le permitió animarse y obtener todas las herramientas necesarias para realizar las curaciones.
En la capacitación se enseñan diversas tareas, desde la higiene y el arreglo personal, la administración de medicamentos y la colaboración con las prácticas indicadas por el profesional a cargo, la preparación y administración de sus alimentos, la prevención de accidentes, el desarrollo de actividades recreativas y ocupacionales, la colaboración con el equipo profesional y, especialmente, con el grupo familiar.
Sin imaginar que aparecería una enfermedad tan conocida como el covid-19 que mantiene en vilo al mundo entero, Miryam explica que la realización del curso fue en el momento indicado, casi premonitorio. Y agrega que aprendió las medidas preventivas para disminuir el riesgo de infectarse o enfermarse, justo para este momento.
En ese sentido, cuenta que ella y Delia realizan una cuarentena estricta, ya que las personas de más de 60 años, y especialmente las de más de 80, son particularmente vulnerables al COVID-19.
Arturo Flierm secretario de Integración Comunitaria del Municipio, afirma que San Isidro es el lugar en el país con mayor cantidad de egresados del taller del Arte de Cuidar, con unos 400 cuidadores. Y añadió: “ Los egresados están preparados para asistir a los adultos mayores en todos los sentidos; estimularlos psicológicamente, administrar los medicamentos y los alimentos”
Acerca de la tasa de empleo que genera el curso, Flier cuenta que supera el 90 por ciento y que el 10 restante lo hace para asistir a familiares de una forma profesional.
Aunque el aislamiento físico puede proteger a los adultos mayores del virus altamente contagioso, están expuestos a otro desafio menos comprendido: la soledad. En este contexto y para llevar la situación, Cardilli cuenta: “Juego a la escoba del 15, le hago videollamadas para que vea a sus hijos, miramos viejas novelas en el canal Volver y también el canal Gourmet porque le gusta la cocina”.
Otra cuestión no menos importante comenta que es ayudarla sin intimidarla y respetar su identidad. Para ello, la saluda con un “buen dia Delia”, le dice que dia es, y tienen una rutina de horarios establecidos.
Para concluir, Cardilli les recomienda el curso a los vecinos. “Si les gusta cuidar abuelos o si buscan una salida laboral no duden en realizarlo. Tenemos un aval importante y el curso nos permite tener todas las herramientas para trabajar profesionalmente. Además, siempre hay alguien a quien cuidar, sea un tío, amigo, padre, abuelo”, afirma.