Ni bien terminó la sentencia en el Departamento Judicial de Morón, el Dr. Diego Dieguez Ontiveros manifestó en C5N que “la calificación legal fue por homicidio simple con dolo eventual, algo que buscábamos airadamente y no solo en nuestros alegatos sino en las pruebas”. Además, señaló que “entre los 18 y los nueve años que le dio el Tribunal a Diego Cuevas hay una diferencia que, a nuestro criterio, no corresponde a derecho”.
“Había una cantidad de pruebas suficientes para llegar a los 18 años. No era una exageración ni aventurado el pedido nuestro” (SIC)
Consultado sobre si la pena fue menor a lo esperado porque no se pudo comprobar si el conductor estaba borracho o no a la hora de conducir, el letrado manifestó: “La figura de estar alcoholizado, para mí, queda subsumida por estar corriendo la picada. Sí se pudo confirmar de manera testimonial que Cuevas venía manejando alcoholizado. O sea que esa alteración que hubo en la prueba de alcoholismo (adulterada) no le terminó sirviendo demasiado porque los propios amigos que venían en el auto hablaban de la ingesta de alcohol. Lo que agrava verdaderamente la situación y por eso se da el dolo eventual es la forma criminal en la que venía conduciendo su auto. Era una prueba de competencia con un Bora. Eso es lo que agrava la pena“.
En cuanto a los alegatos, el abogado defensor de tres heridos graves de esa fatídica Picada Mortal de Haedo, repasó: “En mi alegato aclaré que no obstante podíamos prescindir de la prueba de alcoholemía ya que con el solo hecho de manejar en la forma que lo hizo ya hablaba de un deseo criminal, no directo, pero sí de manera indirecta. También pedí que se trajeran copias de las declaraciones de los amigos de Cuevas, que manifestaron en una forma temeraria para cubrirlo, para iniciar las acciones por falso testimonio. Y a ellos le pueden dar diez años. Qué paradoja, ¿no?. Un año más que a su amigo“.
Respecto a la posibilidad de apelar el fallo. “Técnicamente nos dejan sin la posibilidad de apelación. Porque lo prevé la ley de esa manera. Si le daban ocho años y medio, hubiéramos estado en esa diferencia para apelarlo. Son tecnicismos que generan un estado de indefensión”.
Por último, Dieguez contó que “Cuevas no estuvo en el juicio. Ni en la lectura de la sentencia. Fue escaso el contacto visual con él. Pero sí puedo remarcar que cuando el Tribunal le concedió la palabra al imputado, se negó a declarar. Nunca le pidió perdón a la familia. Es un destrato total por la vida de los otros”.