Bajo el lema “El futuro es juntos: 25 años construyendo esperanza para la naturaleza”, la fundación festeja más de dos décadas al servicio de la conservación y restauración de la biodiversidad. Desde sus inicios se fortaleció como referente en la región, consolidando redes de trabajo con organizaciones nacionales e internacionales, y liderando hitos para la conservación de especies y ecosistemas.
Actualmente, consolida su trabajo de campo en Patagonia, Misiones y distintos ecosistemas de la provincia de Buenos Aires, llevando adelante iniciativas para salvar a más de 15 especies de la extinción.
Fundación Temaikèn celebra su primer cuarto de siglo trabajando por la conservación de la biodiversidad, con la consigna “El futuro es juntos: 25 años construyendo esperanza para la naturaleza”. La organización argentina fue fundada con el objetivo de recuperar especies amenazadas, conservar y restaurar ecosistemas, y reconectar a las personas con la naturaleza. Lo realiza gracias a un equipo de profesionales altamente capacitados y en alianza con universidades, organizaciones de la sociedad civil, institutos de investigación, empresas, organismos de gobierno y la comunidad.
Sergio Guerra, director general de la Fundación, señala que “estos 25 años son el resultado de un gran esfuerzo colectivo. Desde su creación, Fundación Temaikèn ha evolucionado hasta convertirse en un referente de conservación y educación ambiental en Argentina y América Latina. Sin duda, el Bioparque es una gran plataforma que nos permitió sensibilizar a más de trece millones de personas. El crecimiento exponencial de nuestras alianzas internacionales y programas de recuperación de ambientes y especies amenazados potencia aún más nuestro impacto.
Miramos hacia el futuro con el compromiso de seguir innovando en la conservación, expandiendo nuestra presencia en los territorios clave y consolidando un modelo de gestión basado en la ciencia, la colaboración y la educación. Con una visión de largo plazo, avanzamos en el desarrollo de nuevos centros de conservación y estrategias que garanticen la restauración de la biodiversidad para las generaciones futuras”.
Fundada en marzo de 2000, Fundación Temaikèn cuenta con uno de los centros de rescate y rehabilitación de fauna más grande de Sudamérica, con la reserva natural privada Osununú en el sur de Misiones, es sede local del Centro de Supervivencia de Especies de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN y también gestiona la Estación de Cría de Huemul Shoonem en Chubut. Gran parte de estas iniciativas se apoyan gracias al ingreso generado por las visitas al Bioparque ubicado en Escobar. Éste, además de contar con una población de más de 5.500 animales, en su gran mayoría autóctonos, es sede de uno de los acuarios más importantes de la región.
En estos 25 años, el centro de rescate de la Fundación ha recibido más de 16.000 animales silvestres, priorizando especies amenazadas como el cardenal amarillo, el aguará guazú, y el ciervo de los pantanos. Su compromiso con la restauración ambiental se refleja en la gestión de áreas protegidas, incluyendo la Reserva Natural Osununú en el sur de Misiones, zona de valor para la conservación de plantas endémicas en alto peligro de extinción, y en la plantación de más de 500 árboles nativos en el Delta del Paraná. Ha colaborado, también, en la producción de más de 100 artículos científicos, profundizando en el tiempo su compromiso con la producción de conocimiento para la conservación. Y su Bioparque ha recibido más de 10 millones de visitantes, incluyendo más de 2 millones de visitas guiadas de alumnos de todas las edades que pudieron, junto a sus docentes, conocer y aprender a cuidar mejor la naturaleza que los rodea.
Además, sus profesionales son parte de hitos de la conservación local e internacional, como la rehabilitación del 18% de la población total de cardenales amarillos, la identificación de 10 especies nuevas para la ciencia, participación en el protocolo de cría de macá tobiano, el seguimiento de tiburones en mar abierto, el rescate de plantas autóctonas amenazadas por las inundaciones por la construcción de represas en el río Paraná y el aporte de material genético para lograr la primera clonación de embriones de cebras. “Sin duda, estos logros no hubieran sucedido sin las valiosas personas que formaron parte de la organización a lo largo de estos años. Un equipo de admirable calidad humana y profesional”, destaca Guerra.
Desde aquí, la fundación mira hacia el futuro y continúa con objetivos ambiciosos para la recuperación de especies amenazadas a través del rescate, rehabilitación, reproducción y reinserción de fauna y flora autóctona; la creación, conservación y restauración de ecosistemas; la reconexión de las personas con la naturaleza a través de nuevas experiencias que inspiren su cuidado la investigación, el fortalecimiento de capacidades para ser más eficientes en la conservación a lo largo y ancho de nuestro país, y la promoción de políticas públicas y nuevas alianzas intersectoriales, con el objetivo de hacer crecer su misión fundacional: proteger juntos la naturaleza.