Raúl Spanolli, de 68 años, se pone el salvavidas y sube a una embarcación pequeña, alargada y estrecha con proa y popa. Se lo nota algo nervioso al tomar la pala, pero enseguida escucha las indicaciones de un profesor y se tranquiliza. Empieza el balanceo rítmico de sus brazos y hombros, y sonríe al remar. Es su primera experiencia, por eso el escenario es la pileta de Puerto Libre, el centro de recreación de la tercera edad del Municipio de San Isidro.
“Siempre quise aprender a navegar en kayak y hoy pude cumplir mi sueño. Ojalá que pronto pueda salir de travesía por el Río de la Plata con mi hija y mi yerno”, expresa entre risas, Spanolli, vecino de Acassuso.
Al igual que él, muchos se suman a esta actividad que se realiza los lunes, miércoles y viernes de 9:00 a 10:15. En primera instancia, el entrenamiento empieza en la pileta, donde agarran confianza, y se les enseña la técnica para remar y prevenir lesiones, como también tener una buena postura y estabilidad. Luego, salen al río con guardavidas y las medidas de seguridad necesarias para realizar esta actividad. Llegan a realizar hasta dos kilómetros de travesía.
“Si bien hace un tiempo que los adultos mayores pueden aprender kayak, en este verano la propuesta no para de sumar adeptos. Después de tanto tiempo de encierro, nos pone muy contentos que los abuelos puedan tener una vida al aire libre, social, deportiva, intelectual y afectiva”, señala Antonio de Pascua, director de la Tercera Edad de San Isidro.
Entre los beneficios de practicar kayak se destaca que mejora la salud mental, reduce los niveles de estrés, tonifica los músculos centrales, y aumenta la resistencia.
En el predio, hay protocolos especiales como un horario acotado entre las 9:00 y las 18:00 con un cupo limitado de personas. Al ingresar, se toma la temperatura y se sanitizan las manos. También hay lugares delineados que indican los espacios donde los adultos mayores pueden estar en grupos de cuatro personas, bajo el sistema de burbujas. Se respeta la distancia social y todas las actividades son al aire libre.
Enrique Salvatierra, de 72 años, que concurre hace más de 10 años a Puerto Libre, fue otro de los jubilados que se animó a aprender kayak. “Con mucha práctica en la pileta fui logrando el manejo del movimiento. Me encanta salir al río y estar en contacto con la naturaleza. En este lugar revivimos”, resume con un suspiro.
Además de aprender kayak, en la pileta hay diversas actividades como spinning acuático, aquagym, clases de natación y pileta libre.